viernes

Atajando goles al tiempo


Relatos de un vialino

Por el Fogonero auriNeiro

Caminando por Freire escuché a alguien decir que había leído en el diario una muy mala noticia. Chucha –dije para mis adentros-  ojalá que no sea lo que pienso. No quise detener la marcha y preguntar  de qué se trataba, pedir explicaciones o coordenadas precisas. Simplemente agaché la cabeza y seguí.  Unas cuadras más allá, me precipité sobre un Kiosco y busqué silenciosamente en los diarios.

Un poco más allá de las páginas deportivas,  encontré una  noticia que me dejó estupefacto.  Un verdadero cañonazo directo en la memoria. Un fusilamiento desde los doce pasos.

Doblé el diario, pagué con un par de monedas y me puse a caminar sin rumbo claro.

Parece se va a echar a perder el tiempo –pensé de pronto -,  mientras releía la noticia en una banca de la Plaza Cruz. Unas gotas que mojaron el papel  anunciaban lo que sería un terrible aguacero (en el inconsciente colectivo).

Terminé de leer, y me quedé  mucho rato mirando a unos viejos que conversaban a lo lejos. Cerré el diario y caminé por Angol un par de cuadras más abajo.  No sé porqué, pero no quise volver a la casa y  me puse a recorrer la línea del tren en sentido contrario. Casi al final,  debajo del cerro chepe,  encontré unos vagones antiguos descasando sobre unos rieles que no llegan a ninguna parte.  Sin nada más que hacer, me puse a recorrer esa especie de museo improvisado y deambulé un rato entre  carros viejos,  esperando ordenar un par de ideas que no me dejaban tranquilo.

La  noticia fue un gol inesperado.

Entre los vagones, encontré un viejo coche de pasajeros, uno de esos típicos de las películas, esos en los que viajaban y se fotografiaban  nuestros abuelos (Uno de esos en los que nunca pude ni podré viajar en Chile por culpa de Pinocho y la Concerta).  

Todo estaba configurado aquella tarde para una escena sur-realista; un carro fantasma  y una ciudad a punto de inundarse.

Me senté un rato en uno de los pocos asientos que aún quedaban y  me puse a contemplar la ciudad de la furia. Nunca me había dado cuenta de lo ridículamente triste que es ver pasar el tiempo desde la ventanilla de un vagón abandonado.

Poco a poco, y mientras contemplaba la ciudad, el carro de fue llenando de gente. Recuerdo haber visto señoras con bolsos y gallinas. Familias enteras, mujeres, niños… unos viejos con garrafas de vino haciendo salú. Poco a poco, gritos y risas comenzaron a inundar todo el espacio. Nadie se sentaba, todos estaban de pié. La gente parecía feliz, festejaban.  Afuera se escuchaban cantos, músicos, ruido de trompetas, gritos desgarrados, bocinas de trenes…  Todo muy confuso, como en una película antigua articulada por un montaje incoherente.

¿Qué pasó?- le pregunté  a una señora que estaba al lado mío -  No me respondió, parecía no escucharme. Tuve que preguntarle tres veces más, y recién a la cuarta se dio cuenta de mi presencia.

El pueblo… el pueblo - me contestó-

¿El pueblo? ¿Qué pasa con el pueblo?- volví a preguntarle. Pero cuando quise insistir ya no estaba a mi lado, se había sumergido en la multitud. No pude alcanzarla, el carro estaba lleno de gente.

No encontré a nadie que pudiera  explicarme lo que sucedía. El ruido ensordecedor que venía desde afuera hacía que todo fuese aún más confuso.

-¿Qué está pasando? Le pregunté a un niño que pasó corriendo agitando una bandera que me era conocida.

- El Vial- Me dijo.
- ¿El Vial?
- Si el Vial señor.
- ¿El Vial? ¿Qué pasó con el Vial?
Me quedo mirando fijamente, extrañado, como si no entendiera lo que le preguntaba.
- Fue Campeón.
- ¿Campeón?
- Sí, Campeón señor. Campeón Regional señor…
- Pero…  ¿Cómo? ¿Cuándo?... 

Escuché un ruido fuerte en la ventanilla. Al mirar hacia afuera, distinguí la figura de un viejo que me hacía señas para  que  bajara del tren. Ya se había hecho tarde y estaba comenzando a llover. De vuelta a la realidad, me puse a caminar por la línea del tren, no sin antes  inventarle al cuidador una razón que explicara mi particular descanso en uno de los vagones que el debía custodiar. 

A lo largo del camino, la lluvia lejos de amainar se hizo cada vez más intensa.

Ese día, un periódico de la zona informó sobre la lamentable muerte de uno de los mejores jugadores de futbol en la historia de Fernández Vial y la región;  Onofre Pino.  Me topé con la noticia por casualidad en un quiosco del centro. Falleció un 16 de junio de 2012, justo un día después de que se cumplieran 109 años desde aquel mítico día en que los trabajadores ferroviarios decidieran re-bautizar su querido club Internacional F.C. con el nombre del glorioso almirante Arturo Fernández Vial.  Al parecer, esperó hasta el último día en que pudo  homenajear al su querido club antes de partir al otro mundo.

Todos los que lo conocieron, en estos momentos deben sentir un gran vacío. Los que no lo conocimos, también.

En mi caso, la noticia me afectó precisamente  porque no lo conocí. Porque no alcancé a conocerlo, porque no escuché sus historias, sus relatos. Sentí una sensación extraña, como cuando uno pierde un partido con un gol de penal sobre los descuentos.

Con  Onofre Pino se nos fue también un fragmento de historia, un pedazo de memoria. 

Campeón Regional con Vial en los años 1958 y 1959. Entre otras hazañas, vistió la camiseta aurinegra aquella mágica tarde de enero en que el Vial, campeón del  regional, enfrento en Collao al poderoso Wanderers, flamante campeón del nacional el año 58`. Para algarabía del pueblo sureño, con un estadio repleto, en una fiesta popular, el Vial derrotó al Campeón profesional por 6 goles a 1. Fue una gran victoria, una  verdadera hazaña para el fútbol local que refleja la relevancia de este torneo injustamente olvidado por el excesivo centralismo que anestesia a nuestro pueblo.

Sin duda, ha sido uno de los mejores arqueros que ha dado nuestra tierra. Tuvo el gran honor de jugar contra el Rey Pelé cuando reforzó a Naval en aquel mítico partido contra Santos jugado en el Estadio El Morro de Talcahuano. Hace tiempo venía jugando a los penales con la muerte, hasta que ya no más y un día de junio tomó el tren hasta la próxima estación para emprender un viaje sin retorno.  Allí, de seguro se reunirá con todos vialinos que han partido al otro mundo.

Caminando bajo la lluvia no me puedo sacar de encima la imagen de ese tren abandonado al borde del cerro Chepe y en todas las historias que se tejieron en sus viajes  y que quedarán guardadas entre sus fierros oxidados sin que podamos revivirlas jamás.

Hace unos años atrás, antes de la implantación de la estúpida ley estadio seguro, se podía leer en Collao un lienzo que decía “Vialito, cuando me muera te alentaré desde el cielo”.

Antes de entrar a mi casa y sumergirme en la vida de todos los dias, pienso en el Vial, en el pueblo, y en el hecho de que, a pesar de los altibajos futbolísticos y las divisiones, sólo la persistencia de la memoria nos hará inmortales.

A ver si alguna vez logramos atajarle un gol al tiempo…

Tres rás por el Vial…

 y tres rás por Onofre Pino.

miércoles

Sobre los borrachos del Vial y el agua potable.

Memorias de un hincha vialino

Sobre los borrachos del Vial y el agua potable.


Bar vialino años 60



Cuando prendí la tele no lo podía creer. Era un mediodía de febrero o marzo del año 2008, por lo que me acuerdo. Prendí la tele y sintonicé un canal regional, y me enteré que ese día el vialito estrenaba nueva camiseta y, por la televisión, por esa la cajita imbécil, estaban cubriendo la noticia.
Recuerdo haber visto al Zorro Muñoz ponerse una camiseta, nuestra clásica amarilla con franjas negra y a otro jugador, probablemente el Chiqui Chavarría, probarse una blanco con negro que tenía una franja amarilla al medio. Creo también haber visto Tato Ortíz y a un par de dirigentes sinvergüenzas (lo que no es novedad, ya que los últimos 10 años hemos tenido casi exclusivamente dirigentes sin vergüenzas) mezclandose con unas modelos que nunca había visto en el estadio, estaban en un céntrico hotel de la ciudad o algo así, ya no me acuerdo bien, los recuerdos se pierden en una nebulosa gastada por el tiempo.
Cuando el Zorro Muñoz desplegó su camiseta quede estupefacto. En medio de la aurinegra, y con notorias letras azules, se vislumbraba la marca de una conocida empresa que reparte el agua potable en la zona.
La misma puta empresa que nos endeuda todos los fines de mes con usureros cobros cada vez más alto. La misma sanitaria que antes fue estatal y que, por chanchullos de la concertación, fue a parar a manos de los putos empresarios que se han robado este país pese a la oposición de la comunidad penquista.

Chucha, dije, y me quede unos minutos en silencio como un robot oxidado e inerte. No se si fue una actitud meditativa, o sorpresa o estupefacción. La cosa es que me quedé parado mucho tiempo sin moverme, como si el sinsentido, de pronto, se hubiese apoderado del mundo.
Solo logré volver en mí, cuando estaba terminando el noticiario. Simplemente apagué la tele y me fui a duchar sin poder pensar en ninguna cosa.
Caminando por el paseo peatonal un rato más tarde, entre encrucijadas e imágenes mentales, me recordé de muchos episodios en los cuales, sin saber porque, el único factor común era la herencia ancestral vinculada al alcoholismo que azota esta tierra del Bio-bio. Alguna relación tendría con el sinsentido de la existencia o simplemente lo del agua potable me afecto.

Tenía como cuatro años y estaba en Chivilingo, y después de una juerga desatada con guitarra y garrafas de vino al lado de una fogata, mi tío José, en plano medio día y con el care´ gallo pegando de lleno, salio de una carpa como reviviendo de una noche agitada. Despeinado, a pesar de que parte de su cabellera ya estaba abandonando el estadio, se dirigió hasta un bidón con agua recién sacada de una vertiente cercana, abrió la tapa, buscó un vaso de vidrio y depositó en su interior el preciado líquido trasparente que tanto nos costaba conseguir en aquella playa escondida. Cuando en sus manos el vaso repleto de agua estaba a punto de ser digerido, apareció mi tío Roberto desde dentro de una ramada  armada de puro “eucaliptu” y, a pesar de estar con la “caña hirviendo”, se apresuró a quitarle el vaso mientras le gritaba:
     – No seai weón… ¿que? ¿Te querí matar?
Todos se largaron a reír, incluso unas tías que miraban a lo lejos. Parece que la talla era buena. Yo, a mis cuatro años de edad, no entendí a que se debía esa risa. Ahora, después de haberla escuchado miles de veces, entiendo porque aquella rutina causó tanta hilaridad en el resto de mi familia.

Cuando cabro chico, y luego de un pichanga que terminaba a los combos con un amigo que era del Conce, cuando cada uno volvía a su casa, yo le gritaba desde mi vereda “limosnero” y el me gritaba desde la suya “borracho”. Era lo que escuchábamos en Collao cada vez que se jugaba un clásico.

Ahora se que porque cuando uno va al estadio a ver al Vial y llueve, la gente dice que hay que tener cuidado con los gritos, porque te puede entrar agua a la boca.

                 

Yiaaaaaáaaaaa…(no se como escribir este sonido tan profundamente sureño). Esa fue la respuesta de mi viejo cuando le conté quien era el nuevo auspiciador de la camiseta.
No se porque, pero ese mismo día tuve un presentimiento. Para una hinchada que a lo largo de toda su historia se ha caracterizado por su carácter bohemio y alcoholico, parece un chiste malo que su camiseta tenga la publicidad del agua potable. ¿Qué dirían los viejos chichas que amanecían afuera del vialino, entre Prat y Carreras, esperando tomarse una pituca pa´ arreglar la caña? ¿Qué dirían los viejos que hacían entrar pa´ callao una petaca con malisia pa´ ver al Vial y poder aguantar el frío y la lluvia en la cancha? ¿Qué dirían si supieran que ahora el vialito le hace propaganda al agua potable?

A mi se me ocurre que estos weones quieren matar al Vial, porque ¿Cómo se les ocurre, por la mierda, que el agua potable va a ser el auspiciador del Vial?

Esta puede ser una jugada del Almirante, le dije a mi viejo, mientras él veía la tele. Creo que no me entendió. Todos sabemos -le dije- que Arturo Fernández Vial era el almirante del pueblo, que lucho por la clase trabajadora, como dice la misma Gabriela Mistral  y que por lo mismo intervino en la huelga de los estivadores y ferroviarios en 1903 (razón por la cuál nuestro Vial lleva su nombre) y que creo 14 escuelas de obreros una vez que  se retiró de la armada. Eso lo sabemos.
Pero también sabemos que, como buen anarquista libertario, y a diferencia de varios de los otros viejos anarquistas libertarios de la colonia Tolstoiana de Augusto D´almar que el visitaba,  era un declarado enemigo del alcoholismo,  porque consideraba al alcoholismo el opio del pueblo, que no le permitía a los trabajadores instruirse, superarse, organizarse y luchar por sus derechos.
Después de todo, ¿Cómo no va a ser contradictorio que el Almirante Arturo Fernández Vial, un hombre deportista y que lucho contra el alcoholismo en los trabajadores, sea quien le de el nombre a un club que se identifica con el vino y la vida bohemia?
Paradójico.

Yo creo que es un intento desde el más allá por terminar con el vínculo entre el Vino y el Vial. De la V de Vial y Vino, termina ganando la A de Agua y Almirante. Tiene sentido.
¿Tiene sentido…?



Hoy en la tarde pasé por afuera del Vialino, que ya no existe. Quise ir al Yugo Bar, pero está cerrado. Caminé desesperadamente por las calles de la ciudad de la Furia sin poder encontrar ningún local declaradamente vialino para tomarme un trago y conversar un rato del Vial del 81´, del gol de cabeza en el último minuto, de Mario Alberto Kempes, del viaje a Linares el año pasado, de la mafia de Heller y de este puto gobierno.
No encontré nada.
Casi cuatro años después de aquel día en que pendí el televisor de mi casa al medio día, no encontré ningún bar de los que conocía que fuera declaradamente vialino para tomarme un copete y conversar. Simplemente caminé y terminé observando a un mimo en la esquina de Aníbal Pinto con Barros.

No me hizo gracia.

Finalmente el año 2008 terminamos bajando a tercera en un vergonzoso partido frente a Wanderers jugado a estadio lleno porque ese día hicimos jornada doble con Huachipato y Colo-Colo de fondo. Era evidente que los jugadores del Wanderers no querían ganarle al vialito, pero jugamos tan mal que en dos minutos nos dieron vuelta un partido que ganábamos 1-0 y nos mandaron a los poteros.
El 2009 estuvimos a punto de bajar a cuarta y nos salvamos por penales frente a General Velásquez. Ese probablemente habría sido un golpe definitivo. Luego de ser el único equipo en Chile en subir desde el futbol de barrio  primera división en 2 años, hubiésemos entrado nuevamente en la historia por bajar dos años consecutivos de segunda a cuarta. Estuvimos en penales. Estuvimos a punto. Pero nos salvamos milagrosamente, el cura de Candelaria nos ayudó.
El 2010, vino el terremoto y la elección de Piñera, poco antes había sido el incendio en la Vega Monumental. Ese año nos salvamos el último partido de jugar un partido definitorio para descender a cuarta nuevamente. Le ganamos 2-0 a la Pintana y nos salvamos por poco.
El 2011 estuvimos a un punto de volver al futbol profesional. Nos castigaron el estadio por el comportamiento de la barra y la mafia del Heller. No pudimos jugar los últimos dos partidos decisivos en nuestro estadio. Tuvimos que salir de la provincia y empatamos con Barnechea que finalmente subió. Claramente en “la bombonera” ganábamos, y esos puntos nos terminaron costando el campeonato.
Este año, año 2012, supuestamente el último año antes del fin del mundo, nuestro vialito se encuentra dividido.
Parece un chiste malo, pero existen dos Fernández Vial jugando dos campeonatos diferentes, con dos planteles y entrenadores diferentes.
Ya nos cuesta mantener uno y pa´ más remate ahora hay dos.

¿Tiene sentido…?

¿Será casualidad que todo esto nos esté pasando desde que nuestra camiseta lleva el logo de la empresa de agua potable de la zona?

Mientras observo al mimo en la esquina de la plaza de armas, de pronto, me imagino caminando por las calles de la ciudad de la Furia a mediados de los años ochenta. Camino por Prat, al frente de nuestra ex-sede y en dirección a Carreras. Justo antes de llegar a la esquina, veo a un viejo vialino dentro del bar EL Vialino, tomándose una pituca pa´ arreglar la caña. 
Entro al bar, me acercó a él y le cuento lo que ha pasado los últimos cuatro años en el Vial, desde el 2008 hasta la fecha.
Imagino que se toma el vaso al seco, canta un tres rás por el Vial y me grita:


¡Fácil pu weón!
¡Saquen el agua potable de la camiseta y pónganle una de tinto!
¡Así de simple!

¡y Salú!

¡y al seco!....













viernes

La voz del Vial

Versero popular aurinegro, repartido en la segunda marcha del pueblo vialino por la calles de la "ciudad de la Furia". Un acto de memoria. Un acto de resistencia.
¡El Vial Unido jamás será vencido!



Décimas para Fernández Vial

Cuando Fernández Vial gana
Comienza la algarabía
Desborda la rebeldía
Y se instala la chingana
Se destapan dama Juanas
Empieza a correr el vino
Se hace mas corto el camino
Es el pueblo quien se alegra
La vida es toda aurinegra
Es orgullo ser vialino

Cada vez que gana el vial
Nuestra ciudad se ilumina
Se abren todas las cantinas
Se desata el carnaval
La fiesta se hace total
El padre abraza a sus hijos
El pobre tiene cobijo
El cruel burgués se entristece
Porque al rico le enfurece
El pueblo y su regocijo

Cundo triunfa el almirante
Hasta el enfermo se sana
Rejuvenece la anciana
Encuentra pega el cesante
Al motel van los amantes
El malo se vuelve bueno
No hace su efecto el veneno
Hasta el ciego puede ver
La suegra deja ´e joder
Son felices los chilenos

Cuando el Vial es derrotado
¡Igual se toma y se canta!
Se destroza la garganta
Por nuestro vialito amado
Pues se sabe que han mojado
Entera la camiseta
Y aunque le pongan tarjeta
Siguieron metiendo igual
Pues siempre que juega el Vial
Es blanda la marraqueta

Joel Díaz Acevedo


Castigan injustamente
a nuestro pueblo vialino
nos quitan el pan y el vino
lo´ mafioso indecente
la Furia se hace presente
pa´ revertir loh hecho
funar a estoh viejoh chueco
y alentar al inmortal
porque si es campeón el Vial
festejarlo es un Derecho.


Si castigan nuestra cancha
Damo´ la vuelta en Collao
Y si aún no se quean callao
Estoh empresarioh charcha
Igual seguirá esta  marcha
A pesar de todo el daño
Porque se que este año
La protesta se hará la fiesta
Y daremos otra vuelta
Como fue hace treinta años


El Caudillo Aurinegro



 CUECAS VIALINAS


La protesta aurinegra

Nos quieren quitar la copa
el Heller con sus secuaces
Castigando a nuestra hinchada
en cancha no son capaces
 
Es la mafia del futbol
contra mi vial
el pueblo se organiza
a protestar

A protestar ahi si,
tengan cuidado
que cuando el Vial despierta
tiembla el estado

Jamás será vencido
el Vial unido.

Que bonito es mi vial

Que bonito es mi Vial
me lo decía mi abuelo
no tenemo´ niun centavo
igual conquistamo´ el cielo


Somos el club penquista
más popular
cuando gana el vialito
es carnaval


 Ganemos o perdamos
tomamos vino
somoh un club bohemio
somoh vialino


 Sentimiento inmortal
Fernandez Vial

El "Bandido" Neira



Agradecimientos a:


Magdalena Carrasco
Joel Díaz Acevedo
Roberto Alarcón
José Miguel Neira
Sergio Neira
Álvaro Araneda

¡El Vial unido, jamás será vencido!




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Un fragmento de una arpillera de Violeta Parra.
Si se dan cuenta, es la fuerza pública reprimiendo al pueblo...

Y para Violeta Parra, ese pueblo es aurinegro...

Porque el Vial es el pueblo...

Y como lo canta la Furia...

Gracias a la vida
por ser ferroviario
es un sentimiento
descontrolado
y a pesar de todo
te sigo alentando
seguro este año
la vuelta damos

Ni Lila ni morado, simplemente Violeta!!

Ya Vial!
Arriba los que luchan!!

sábado

Del estadio a la calle; la protesta del pueblo vialino.

La indignación aurinegra en la ciudad de la Furia

Por el Caudillo Aurineiro
J. M. Neira

Lo que hemos visto esta última semana no sólo ha sido un espectáculo grotesco montado por Heller y sus secuaces. Refleja también la profunda desigualdad generada por el modelo económico neoliberal impuesto desde la dictadura.
Querámoslo o no, actualmente Chile es un país Sociedad Anónima gobernado por sus propios dueños. Un fundo manejado por el 5% de los privilegiados en este país. Esta injusticia se manifiesta en el actual gobierno, en las empresas, en la colusión de las farmacias, en el saqueo de nuestros recursos naturales y en la crisis del sistema educacional generado por el lucro empresarial con recursos públicos.
Claramente esta desigualdad también se manifiesta en el futbol. Hace tiempo que el futbol dejó de ser un evento comunitario para transformarse en un negocio lucrativo manejado por los grandes grupos económicos de este país, que son los mismos que manejan los medios de comunicación para manejar a la opinión pública.
Y son esos intereses económicos los que ahora quieren perjudicar al pueblo aurinegro, para beneficiar una vez más a los poderosos. Heller y su séquito ha movido sus influencias para perjudicar al vial. Utilizando las mismas estratégias de Hinzpeter contra los estudiantes; represión por parte de carabineros, colusión con grupos económicos, utilización de los medios de comunicación. Sin duda, Heller y Hinzpeter son la misma mierda.
Y es contra este sistema y sus prácticas que hoy el pueblo vialino se levanta para protestar. El mismo club deportivo que sigue siendo una corporación deportiva que jamás se ha vendido a los intereses de empresarios. El mismo club que por más de 100 años sigue siendo una organización social y deportiva sin fines de lucro. El club que no tiene hinchas millonarios, pero que es grande gracias a su gente. Su fiel hinchada que nunca abandonará los colores del aurinegro, porque el Vial, más que una pasión y un sentimiento, es una forma de Vida. Porque el Vial es del pueblo, y porque este año el pueblo protesta.



Lo que vivimos ayer fue histórico. Un momento histórico para nuestro club, pero también para nuestra ciudad y para la memoria de las luchas sociales y políticas en Chile.
Una marcha que coincide con el despertar del pueblo chileno. Igual que en los 80' cuando la protesta popular se expresó en collao con el grito ¡El Vial unido jamás será vencido!, este año la protesta de los estudiantes y de las organizaciones sociales, pasa del estadio a la calle. Y es una protesta aurinegra. Una protesta que se expresa con Furia Guerrera. El Vial es un equipo popular. Popular e inmortal. Desde sus orígenes siempre a estado ligado a las luchas sociales.
Si creían que esta injusticia pasaría desapercibida, se equivocaron. Y ayer el pueblo aurinegro, fiel a su historia social, lo demostró masiva y pacíficamente.



Y es un nuevo despertar. El despertar de nuestro pueblo. El pueblo aurinegro. El pueblo que se levanta, que protesta. Porque, todos los que marchamos sabemos que ¡El Vial unido jamás será vencido! ¡El Vial organizado, jamás será aplastado!

¡Somos caleta! ¡Más que la chucha!
¡Somos vialinos unidos en la lucha!

¡Vamos compañeros!
Hay que ponerle un poco más de empeño
Salimos a la calle nuevamente
El campeonato de tercera no se vende
¡Se defiende!



jueves

Una mirada histórica al Clásico Vial-Conce

El origen de la rivalidad y lo que hasta hoy nos hace diferentes.

Por el Caudillo Aurinegro
JM Neira

El miércoles 5 de este mes, con motivo de la celebración del aniversario de la ciudad de Concepción, se programó un nuevo clásico penquista que finalmente no se realizó por razones que no desarrollaremos en estas páginas. Aprovechando esta instancia, que trae a la memoria muchos episodios futbolìsticos importantes, considero importante hacer un repaso al origen histórico de este clásico y a la eterna rivalidad entre ambas hinchadas.
Durante la década del 60, la ciudad de Concepción comenzó a hacer las gestiones para que un equipo representativo de la ciudad participara en la segunda división del campeonato nacional. Hasta antes de eso, el fútbol de nuestra zona participaba del campeonato llamado regional, que agrupaba a la mayor parte de los equipos de la zona sur.

Durante mucho tiempo, producto del excesivo centralismo de nuestro país, el llamado Campeonato Nacional de Chile fue una competición muy similar a la jugada en el sur, pero desarrollada principalmente entre las regiones de Santiago y Valparaíso. Y claro, como se jugaba en Santiago, era considerada Nacional, en cambio la desarrollada en el sur, siendo en muchos ocasiones más competitiva y de mejor calidad deportiva, era sólo una competición regional.

La expansión paulatina de la competencia santiaguina hizo perder fuerza a la competencia futbolística local, y hacia mediados de la década del 60 Concepción sucumbió ante la necesidad de incluir un equipo de fútbol representativo de la ciudad en  la competencia organizada por la Asociación Central de Fútbol (que a la larga sólo potenció a los grandes clubes de Santiago, extendiendo su popularidad al resto del país en desmedro de los clubes e identidades locales. Fenómeno que se acentúa hasta el día de hoy).

Tal como señala una reseña histórica publicada en el sitio web lila “El torneo Regional, máxima competencia amateur que aglutinaba a todos los clubes de la Provincia de Concepción, afrontaba sus últimos años de gloria para dar paso, sin más remedio, a la fiebre del fútbol profesional. Huachipato fue el primer equipo en virar hacia la izquierda y, desde la comuna de Concepción, el cambio provocó una atracción fatal. Había que fundar un equipo que aglutinara las fuerzas vivas de la ciudad para ser representadas en la fiesta del profesionalismo”.

Por lo mismo, se comenzó a discutir cual sería el equipo representativo de la ciudad. A todas luces, Fernández Vial era el equipo más popular de la ciudad. Sin embargo, otro equipo fuerte, representativo de los sectores acomodados de la ciudad, el Lord Cochrane, también estaba dispuesto a pelear el cupo. Por lo mismo, dirigentes de la asociación de fútbol de concepción, decidieron que el equipo llamado a representar a la ciudad, fuese una fusión entre ambos clubes, como ya había ocurrido con otros emblemáticos (Santiago Morning, por ejemplo, producto de la fusión del Santiago National con el Morning Star). La discusión fue a muerte ¿Cuál sería el nombre del nuevo club naciente? ¿Cuál sería el color de su Camiseta? La lógica hubiese indicado que se llamara Lord Vial o Vial Lord, con lo que finalmente el club ferroviario perdería el nombre del mítico almirante anarquista y luchador social.

El 6 de enero de 1965 aparece en el Diario El Sur la formación del Concepción- Lord-Vial con la clara intención de luchar un cupo en la ACF. Según crónicas de la época, la asamblea de socios vialinos se negó sistemáticamente a la fusión y a la desaparición del legado social y deportivo de la institución más popular del sur de Chile. Gracias a esta resistencia, el nombre del almirante y los orígenes sindicales y obreros del equipo siguen vivos hasta el día de hoy.

Por otro lado, los dirigentes de la asociación penquista, ante la negativa aurinegra, decidieron fusionar al Lord Cochranne con otros equipos amateur de menor tradición y arrastre; Galvarino, Liverpool y Juvenil Unido. Así, el año 1966 se da vida al Club social y  Deportes Concepción. Tal como lo señala la propia página web morada, gracias a la “habilidad dirigencial” de Ramón Guerrero (presidente de la Asociación de Fútbol de Concepción de la época) el equipo recién naciente entro directamente a competir en la segunda división del Fútbol rentado, sin haber ganado jamás este cupo en cancha, mientras el Vial no fue aceptado para el mismo cupo.

Desde ese día, desde el mismo nacimiento del equipo DC, la rivalidad entre el aurinegro y el equipo morado sería a muerte.

La historia silenciosa que no se manifiesta en libros, señala que en el germen del Deportes Concepción estuvo el espíritu demócrata cristiano penquista, el que a todo costo buscaba un equipo representativo de “toda la ciudad” en el campeonato de la ACF.  Espíritu que, no siendo manifiesto, habría quedado estampado en la sigla del nuevo club DC. Considerando que entre 1964 y 1970 Eduardo Frei Montalva fue el Presidente de la República, y estando demostrada la manipulación de los campeonatos futbolísticos por intereses políticos, no cuesta entender porque la postulación del nuevo club de siglas DC fue aprobada con tanta rapidez por las autoridades de la Asociación Central de Fútbol.

Lametablemente el Vial pagó cara su rebeldía. Al no poder participar en el campeonato nacional, y con la casi completa desintegración de la competencia regional como se conoció hasta esos años, el aurinegro quedó relegado al fútbol amateur.

A pesar de esto, y de lo que pensaron muchos, no desapareció. Aprendió a resistir desde la clandestinidad, y en ese espacio se hizo aún más fuerte, esperando el momento oportuno para recuperar su lugar. El Vial permaneció unido, incluso sin triunfos deportivos. Porque, como lo gritamos hasta el día de hoy en cada partido “el vial unido, jamás será vencido”.

Desde ese año, Vial presentó su postulación a la segunda división, la que siempre fue rechazada. Deportes Concepción hizo lobby para que el Vial no pudiera ingresar el fútbol rentado. Fueron casi 20 años de intentos infructuosos por ingresar al fútbol profesional (que hasta ese momento sólo se ingresaba por postulación) dentro de los cuales se cuenta una marcha masiva de hinchas vialinos a Santiago que concluyó en una manifestación frente a la moneda.

Esos años, constituyeron la etapa más oscura del club, que coincidió también con la etapa más oscura del país. Aún así el Vial no desapareció, el aurinegro siguió vivo. Era preferible estar en el fútbol amateur, en la clandestinidad que haber derivado en ese color indefinido, lila, morado o rosado que constituye deportes concepción.

En 1974 en el estadio Collao se realiza un cuadrangular con los equipos de la región para juntar recursos para la “Recontrucción Nacional” impulsada por Pinochet. Participaron Deportes Concepción, Hachipato, Naval y Lota Shwagwer. El Vial, fiel a los ideales libertarios del Almirante, no se hizo presente.

Por fin el vial ganaría su derecho al profesionalismo, pero no por secretaría sino en cancha. Despertar aurinegro que coincidiría con el inicio de las protestas populares que buscaban derrocar el régimen imperante. El año 1981 se crea por primera vez la Tercera División del fútbol chileno. Ese mismo año, de la mano de Espartaco González como presidente, Vial se inscribe como participante y esa misma temporada, con un equipo amateur, se titula campeón al vencer a Laja en el mítico partido de definición jugado en Chillan, ascendiendo por fin al fútbol profesional.

Y ahí, por fin, después de casi 20 años, El Vial tiene la posibilidad de enfrentarse cara a cara con el Lord-Concepción, llamado Deportes Concepción (DC).



Tal como señala diario El Sur, “El sábado 3 de abril de 1982 se jugó el primer clásico entre Arturo Fernández Vial y Deportes Concepción. Ante los 18.125 espectadores controlados que llegaron hasta el Estadio Municipal, ambos cuadros igualaron 0-0. El choque terminó con cinco expulsados (Carlos Durán y Nelson Acosta, en Vial; Miguel Gutiérrez, Marcelo Figueroa y David Godoy, en Concepción) y un carabinero herido producto de los proyectiles que las barras le arrojaron al árbitro Ricardo Valenzuela. Vial, dirigido por Miguel Angel Ruiz formó esa tarde con: Morales; Azócar, Avilés, Durán y Vásquez; Pardo, Acosta y Tapia; Reyes, Castro y Obando.

Pero al fin llegaría la justa revancha. Luego de dos empates sin goles, 1 de enero de 1983, ante un público de 11.987 espectadores, el Vial derrotó al Conce con un mitológico y surrealista gol de Patricio Bonhomme, quien envió el balón al fondo del arco luego de un certero “guatazo”. Fue 1 a 0 y la explosión de la bandeja aurinegra. El primer triunfo que desató el carnaval aurinegro y la justa venganza por años y años de marginación y clandestinidad. Al final de ese campeonato, Vial no solo se tituló campeón de la segunda división (llegando por fin desde el futbol amateur a primera división, hazaña jamás igualada hasta el día de hoy) sino que impuso una larga paternidad de seis años sobre el equipo morado.

Luego de eso, muchas historias se tejen en este clásico, pasando por el inolvidable e insuperable 5-0. En cada clásico (que desde ese día se escribe como cla5ic0), el enfrentamiento de vive a muerte en la cancha y en las tribunas.




Por todo lo señalado, en este clásico no se juega solamente un partido de futbol. Es mucho más que eso. Lo que se enfrenta, materializado en una cancha y en las tribunas de Collao, son dos visiones de mundo diferentes. Diferentes e irreconciliables.

Recuperar nuestras historias y memorias colectivas, nos hace re-conocer nuestras diferencias. Ser del Vial o ser del Conce, es una forma de vida, una filosofía de la existencia.

El Vial surge como un proyecto social y cultural que se expresa en un club deportivo y en un equipo de fútbol. El hecho que Vial sea un equipo popular, no se refiere solamente a la gran cantidad de hinchas que tiene, sino porque fundamentalmente representa al pueblo, a los trabajadores. Tiene un arraigo popular y es la proyección de valores culturales, políticos y sociales de su gente. Eso es el Vial. Eso es lo que nos mantiene vivos. Eso es lo que no nos ha hecho desaparecer.

El Conce, por otro lado,  surge como un invento legal, un engendro institucional impulsado por los dirigentes de la Asociación de Fútbol de Concepción para representar futbolísticamente a la ciudad. Esa es su marca de nacimiento. Tal como señalaba Espartaco González el año 81`, el Conce nació como una empresa deportiva, no un club social y deportivo en el real sentido de la palabra. Y una empresa deportiva es lo que sigue siendo hasta el día de hoy (materializada en una sociedad anónima manejada por un grupo de empresarios) Esto explica el exitismo de su hinchada. El hincha del Conce es capaz de pifiar y apedrear a sus jugadores si pierden. De hecho, el último técnico que pasó por la tienda morada antes de Garcés se fue apedreado por su propia hinchada.

La hinchada del Vial lo aguanta todo. Aguanta las frustraciones deportivas, los malos resultados. Porque el vial es más que fútbol. Es más que una pasión. Es más que un sentimiento. Ser del Vial es una forma de vida, una filosofía, una ideología. Eso es lo que nos hace inmortales. Es apoyar al equipo en las buenas y en las malas, jamás pifiar o apedrear a los jugadores mientras estos dan todo en la cancha.
Desde cabro chico, mi viejo, también vialino, me enseño que al equipo se le aplaude al final del partido y jamás se le pifia. Porque no se pifia lo que se ama. No se pifian los ideales, las utopias. Porque no se abandona una forma de vida, un ideal de vida, por las circunstancias del momento. No basta con ir “donde calienta el sol”, o solamente “cuando el equipo gane”.
Pueden pasar 100 años, 200 sin triunfos y el pueblo aurinegro seguirá alentando. Porque el Vial es Grande. Porque el Vial es del pueblo. ¡Porque el Vial unido, jamás será vencido!
Porque ese es nuestro mayor orgullo, y porque eso lo que nos hace diferentes.

lunes

Si el almirante viviera... lucharía por los estudiantes

La hinchada del Inmortal se caracteriza por su fidelidad incondicional a sus colores. Gane o pierda la Furia Guerrera siempre cantará. Es que el Vial no es sólo es un equipo de fútbol. Significa también un sentimiento de arraigo y pertenencia a una identidad política y social ligada al mundo popular y a sus reivindicaciones históricas. Vial es un equipo popular. Esta frase no sólo gráfica la gran cantidad de seguidores que ha tenido a lo largo de su vida, sino también los ideales que encarna. ¡Vial es del pueblo! Nació de los trabajadores ferroviarios a fines del siglo XIX como una forma de potenciar la organización y lucha obrera. Es por lo mismo que su hinchada se hizo conocida en los 80´ por representar la rebeldía contra la dictadura con el conocido grito "¡El Vial Unido... jamás será vencido! Ser del Vial es, entre muchas otras cosas, luchar por las causas sociales que buscan una sociedad más justa y solidaria.
Hoy, al igual que en otros momentos históricos, Chile está viviendo un gran estallido social, producto del profundo descontento por la injusticia generada por el sistema neoliberal implantado por Pinochet. Hoy es la educación, mañana será la salud, el sistema previsional, el trabajo digno y los sueldos justos. Es en estos tiempos donde nuevamente tenemos que mantenernos unidos, organizados y fieles al espíritu libertario de Arturo Fernández Vial. El mismo almirante anarquista que a principios del siglo pasado evitó una matanza de obreros ferroviarios y estibadores en Valparaíso (por lo cual nuestro club lleva su nombre) y que luego de su retiro fundó 14 escuelas nocturnas para obreros y varias sociedades de temperancia en la capital. Un luchador social.
Es ese mismo grito libertario y de protesta es el que debe volver escucharse en nuestro país y en nuestras canchas de futbol. Hoy, se hace urgente organizarse y luchar por una educación pública, gratuita y de calidad. Ya hicimos caer a Pinochet, ¡Aún nos falta derribar sus leyes!

¡Dale, dale Vialito! ¡Dale con fuerza garra y corazón! 
¡Porque la próxima estación, será cambiar la educación!

sábado

Hoy Dios no jugó a los dados en la Bombonera


Vial 1 Mejillones 0
Relato mítico y subjetivo del Caudillo Aurinegro



Por fin pudieron explotar las gargartas aurinegras en un grito de gol. El primer grito de gol de esta liguilla final, liguilla de la muerte. Digo el primero, porque me suena a grito de nacimiento. El primer grito de despertar.
No jugamos bien, no pasamos por encima de Mejillones, pero ganamos. Ganamos y la hinchada del vial quedo nuevamente colgando de una estrella, soñando con volver a segunda división, al futbol profesional, como lo hicimos hace ya 30 años. Esa mítica hazaña que hasta el día de hoy no ha podido ser igualada.
Después del 4 a cero en Santiago quede con un gusto amargo. Un estadio repleto de Vialinos que no pudo jamás convertirse en fiesta. Un carnaval aurinegro que no pudo concluir, y quedo en suspenso una semana más.
Y toda esta semana estuve en suspenso, porque tengo la certeza de que este será nuevamente el año. Este año de explosión social, de movilizaciones, es también el año del vialito. Y es que el Vial se hace fuerte cuando la protesta del pueblo se manifiesta.
Y esa protesta hoy se convirtió en gol.
Minuto 15 del segundo tiempo. El minuto justiciero. El arquero tomó la pelota con la mano fuera del área. ¡Penal y expulsión!, grito un viejo que estaba sentado al lado mío. El árbitro no cobró penal, porque en realidad no lo fue, y sólo multo con amarilla a un arquero que llevaba una camiseta rosada. Aunque mientras al juez mostraba la tarjeta, yo pensaba que el sólo hecho de llevar una camiseta rosada, morada o lila, es motivo suficiente para expulsar a cualquier ser humano de una cancha de futbol.
¡No cobro penal y solo le mostró amarilla al arquero de camiseta rosada!
Pero el Pato Lagos, con un disparo furibundo, clavó la pelota en un ángulo imposible que hizo estéril el esfuerzo del portero. Un cañonazo que termino enredado en la portería de Mejillones. Un golpe rotundo. Un golpe letal.
¡Justicia Divina! ¡Justicia Divina!
El Pato cobró caro la osadía del arquero de Mejillones. Alguien debió advertirle que en la Bombonera de Boca Sur no se puede vestir una camiseta morada, ni lila, ni rosada.
Justicia por la hinchada del Vial. Porque somos más. Porque lo merecíamos. Porque lo merece el plantel. Porque pudimos celebrar después de una semana. Porque seguimos en carrera. Porque vamos a subir a segunda.
Justicia Divina.
Luego de eso, todo fue sufrimiento. Pero tuvimos un Salvador en el arco.  Dios nos mandó un mesías para cuidar el resultado. Lo atajó todo. Voló y cuidó de la portería como lo hacía el Loco Cepeda, el Loco Brunelli o el Loco Peñailillo. 
Terminó el partido y la protesta se trasformó en carnaval, un carnaval aurinegro. Desde el cielo cayeron fuegos artificiales, consignas y papel picado Y es que, desde arriba, junto a todos los hinchas vialinos que ya han partido al otro mundo, las divinidades no quisieron dejar nada al azar. Hoy el Vial tenía que ganar si o sí. Y ganó.
Ya tenemos nuestros 3 puntos.
Ahora que pase Iberia.




domingo

Poesía Aurinegra

Un homenaje a mi padre, gracias al que soy vialino y que hoy está de cumpleaños.
Unos versos soñados y compuestos por él.

Dale,dale vialino!
Con una copa de amor y de vino!
en la garganta!
y en la cancha!

Luchar hasta el final!

Hasta lograr el ideal!


                        Sergio Neira,  poeta y bohemio vialino


Un gran abrazo viejo. Un beso. Feliz cumpleaños!
Me siento orgulloso de ti.
Si o si este año volvemos a segunda!


Ya Vial!!!
Unidos Venceremos!!!

jueves

Relatos de hinchas

EN LAS BUENAS MUCHOS, EN LAS MALAS LOS VERDADEROS HINCHAS… 

Por Luis Pereira Valdebenito


-De nada sirven los valientes cuando la guerra ha terminado. De nada sirve los que alzan el trofeo si no estuvieron en los momentos en que esa idea era lejana. De nada sirven los héroes momentáneos que abandonaron la batalla cuando todos éramos mendigos.

-Siempre me ha molestado el hincha que se sube al Tren de la victoria pero se baja cuando viene la tristeza. El hincha resultadista que desempolva la camisa, se maquilla el cuerpo, y grita orgulloso su pertenencia al club cuando se está clasificado o cuando las posibilidades son ciertas, pero que cuando el equipo lo necesita, de verdad lo necesita, no está allí.

-El hincha que cree que el equipo se lleva en una camiseta y no en el alma. El que cree que el amor es una cuestión que se puede entregar a plazos y no un acto que se debe reafirmar a diario.

-Ser hincha del VIAL es un estado especial del alma. Es sentir en la piel que se pertenece a un equipo, es haber estado en los momentos de gloria, pero sobre todo, en los de tristeza. Es haber ido al estadio y haberse aguantado una derrota infame y, sin embargo, ahí si sacar la camisa y la bandera, ahí si gritar que se es hincha y mostrase orgulloso. Ser visible cuando todos los otros quieren esconderse.

-Me molestan los mal llamados hinchas, personas comunes, que putean a sus jugadores, que no le dan su apoyo, que se pasan todo el partido gritando en contra de ellos, que hace años no van al estadio y, sin embargo, critican; seres que son en lo colectivo pero no en lo individual.

-Me molestan porque los he visto a diario, entre mis amigos y cercanos, entre desconocidos en las calles, entre los que a veces van al estadio, disfrazados de hinchas.

-Me molestan, en especial, los que madrean a un jugador y luego cuando hace un gol, o llegan a campeones, corean su nombre, y me molesta más los que nunca van al estadio, ni oyen un partido, ni se saben los nombres y posiciones de los jugadores, pero que cuando el equipo está ganando, (porque lo leen un día en el diario) deciden entonces comprar boleta, gritar orgullosos su orgullo, y ser por unos días hinchas numero uno.

-Aunque en la temporada siguiente, o incluso en el juego del domingo siguiente, si el resultado no es favorable, se retiren de nuevo a sus cuarteles de invierno y dejen que la camiseta se llene de polvo

-Seguidores, que escogen partidos, que preguntan contra quién es o - como si eso fuera un factor relevante-, que creen que amar a un equipo es una cuestión sólo de dinero y no un acto de vida

-Los hinchas de verdad son los que van siempre al estadio, los que han soportado años sin triunfos y sin embargo aman al equipo, los que nunca lo han visto campeón y a pesar de todo se sienten parte de la historia, los que los han visto ganar títulos y a pesar de los malos años no abandonan el tren ni la fe.


-Incluyo aquí, como hinchas-hinchas, a los de la Furia Guerrera, fieles de verdad, a los cabros que machetean por entrar al estadio, a muchos anónimos, pero sobre todo a esos hombres de 50 años para arriba que cada partido van al estadio y uno siente que ganan vida con un triunfo o lo pierden un poco con la derrota.

-Para mi, hincha es el que representa esa incondicionalidad en todo momento: el que sabe que el fútbol es la vida. El que no le importa nada más que estar presente en el estadio, y se emociona cuando ve a su equipo; el mismo que cuando se va perdiendo grita, pero para apoyar, para incentivar la remontada, no para buscar culpables; el que aplaude a los que sienten la camiseta, así no sea talentoso; el que grita igual la salida, el entretiempo o el final sin importar el marcador; el que lleva al equipo en sus pensamientos día a día.

-Hincha, en el fondo, es un privilegiado que sabe que su único y verdadero amor, eterno, es ese equipo de fútbol por el cual cambiaría muchas cosas tan solo por verlo, un instante, campeón, y que a pesar de saber que en un buen tiempo, eso no se va a dar, lo sigue con igual o más emoción.

Club Deportivo Arturo Fernández VIAL….Tu eres mi vida tu eres mi pasión……y a pesar de no salir campeón……por tu historia y tu hinchada eres la envidia de todos.

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YA VIAL¡¡¡¡¡¡

Mi héroe, el Contraalmirante

Como todos los 21 de mayo esperé -sin grandes esperanzas, pero esperé- alguna mención a mi héroe de Iquique. Presiento que esto de la espera estéril se convertirá en una tradición perpetua, pero aprovecho cualquier intersticio para hacer florecer a mi héroe: el contraalmirante Arturo Fernández Vial, uno de los cuatro guardiamarinas de la Esmeralda (los otros eran Arturo Wilson, Vicente Zegers y Ernesto Riquelme) y sobreviviente del Combate Naval de Iquique.

Siento cariño por Fernández Vial porque es un ser de otros tiempos (nació el 15 de marzo de 1858, murió en noviembre de 1931). Partamos señalando que llegó  a contraalmirante de nuestra Armada y era anarquista. Libertario, de esos del culto al cuerpo, la vida sana, la instrucción a los trabajadores y el combate contra el alcoholismo (porque era el principal flagelo de la clase trabajadora).
Fue, don Arturo, un asiduo visitante de la colonia tolstoyana instalada en San Bernardo por Augusto 'Halmar, Julio Ortiz de Zárate y Fernando Santiván. Allí acudían los pintores Pablo Burchard, José Backhaus y Rafael Valdés, entre otros. También Carlos Pezoa Véliz, Manuel Magallanes Moure, Carlos Mondaca  y Baldomero Lillo. Comienzos del siglo XX. Largas conversaciones. Mirada crítica sobre el mundo.
Revolucionarios románticos que nunca soñaron con el asalto armado al poder. Una vez a un oficial de la Armada le manifesté mi interés por el personaje. ¿Fernández Vial? -me dijo-; ese era un viejo muy llevado por sus ideas.
Tal vez por eso se le recuerda poco. Por sus ideas. Gabriela Mistral lo retrató en una crónica. Lo llamaban "El Desombrerado", porque no le gustaba llevar la gorra de marino y, cosa notable, era partidario de la existencia de playas nudistas en nuestro país. El Porvenir de Chile no lo querría.
El ex comandante en jefe de la Armada, Martínez Bush -presumo-, tampoco. Luego del retiro (julio de 1916), fundó 14 escuelas nocturnas para obreros y varias sociedades de temperancia en la capital. Supongo lo que debe haber  sido para la sociedad encopetada de entonces ver a su héroe de Iquique fundando escuelas proletarias (me imagino lo que sería hoy, y por eso sospecho  del silencio en torno a su nombre).
En tiempos en que tantos se califican de "liberales", es oportuno advertir que el término no debe confundirse con "libertario". Arturo Fernández Vial  era un libertario. Por lo que sé, los actuales liberales sienten horror por la pobreza, pero nunca al grado de fundar escuelas nocturnas para obreros  (y sin siquiera haber sido héroes de batalla alguna).


por Nibaldo Mosciatti