jueves

Mi héroe, el Contraalmirante

Como todos los 21 de mayo esperé -sin grandes esperanzas, pero esperé- alguna mención a mi héroe de Iquique. Presiento que esto de la espera estéril se convertirá en una tradición perpetua, pero aprovecho cualquier intersticio para hacer florecer a mi héroe: el contraalmirante Arturo Fernández Vial, uno de los cuatro guardiamarinas de la Esmeralda (los otros eran Arturo Wilson, Vicente Zegers y Ernesto Riquelme) y sobreviviente del Combate Naval de Iquique.

Siento cariño por Fernández Vial porque es un ser de otros tiempos (nació el 15 de marzo de 1858, murió en noviembre de 1931). Partamos señalando que llegó  a contraalmirante de nuestra Armada y era anarquista. Libertario, de esos del culto al cuerpo, la vida sana, la instrucción a los trabajadores y el combate contra el alcoholismo (porque era el principal flagelo de la clase trabajadora).
Fue, don Arturo, un asiduo visitante de la colonia tolstoyana instalada en San Bernardo por Augusto 'Halmar, Julio Ortiz de Zárate y Fernando Santiván. Allí acudían los pintores Pablo Burchard, José Backhaus y Rafael Valdés, entre otros. También Carlos Pezoa Véliz, Manuel Magallanes Moure, Carlos Mondaca  y Baldomero Lillo. Comienzos del siglo XX. Largas conversaciones. Mirada crítica sobre el mundo.
Revolucionarios románticos que nunca soñaron con el asalto armado al poder. Una vez a un oficial de la Armada le manifesté mi interés por el personaje. ¿Fernández Vial? -me dijo-; ese era un viejo muy llevado por sus ideas.
Tal vez por eso se le recuerda poco. Por sus ideas. Gabriela Mistral lo retrató en una crónica. Lo llamaban "El Desombrerado", porque no le gustaba llevar la gorra de marino y, cosa notable, era partidario de la existencia de playas nudistas en nuestro país. El Porvenir de Chile no lo querría.
El ex comandante en jefe de la Armada, Martínez Bush -presumo-, tampoco. Luego del retiro (julio de 1916), fundó 14 escuelas nocturnas para obreros y varias sociedades de temperancia en la capital. Supongo lo que debe haber  sido para la sociedad encopetada de entonces ver a su héroe de Iquique fundando escuelas proletarias (me imagino lo que sería hoy, y por eso sospecho  del silencio en torno a su nombre).
En tiempos en que tantos se califican de "liberales", es oportuno advertir que el término no debe confundirse con "libertario". Arturo Fernández Vial  era un libertario. Por lo que sé, los actuales liberales sienten horror por la pobreza, pero nunca al grado de fundar escuelas nocturnas para obreros  (y sin siquiera haber sido héroes de batalla alguna).


por Nibaldo Mosciatti

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