miércoles

Un siglo de mística

A vista y paciencia
Un siglo de mística
Por Nibaldo  Mosciatti
Publicado en Las últimas noticias, el lunes 16 de Junio de 2003.



El club Deportivo Almirante Arturo Fernández Vial cumplió ayer cien años. En rigor, cumple 106, porque hace un siglo exacto los sindicalistas ferroviarios, dirigentes del Deportivo Ferroviario International de Concepción, fundado seis años antes, decidieran rebautizar al equipo con el nombre del marino. ¿La razón? Que en el curso de la gran huelga de Valparaíso de 1903, cuando los portuarios y ferroviarios se atrincheraron en la estación de trenes y el gobierno había enviado a las fuerzas armadas a “restablecer el orden”, el uniformado intervino evitando la matanza.

En esos tiempos, el mundo sindical era fundamentalmente anarquista. Y no era extraña la intervención de Fernández Vial. Él también era un libertario. Fue asiduo visitante de la colonia tolstoiana de Augusto D’Halmar y Fernando Santiván en San Bernardo, proponía que existieran playas nudistas en el país y, tras su retiro de la Marina, fundó 14 escuelas nocturnas para obreros en la capital y sociedades de temperancia para combatir el alcoholismo que asolaba a los trabajadores. Guardiamarina de La Esmeralda en el Combate Naval de Iquique, según Francisco Encina fue el encargado de clavar la bandera, por orden de Arturo Prat, para que ésta no fuese arriada.



Esa marca de nacimiento, esa rebeldía, esa identificación con lo popular, está adherida a Fernández Vial, el club, y nunca ha sido transada. Se negó a fusionarse y sucumbir para formar el equipo de consenso que la ciudad de Concepción ingresó a la Segunda División en la década de los 60: el aurinegro siguió vivo y no derivó en ese color lila, indefinido, que tomó Deportes Concepción. Tampoco renunció al orgullo cuando le impidieron su ingreso al fútbol profesional pese a merecerlo: en los 70, Deportes Concepción hizo lobby para que los otros clubes votaran en contra. Y, recién ganado el derecho al profesionalismo -pero en la cancha, como campeón de la primera versión del torneo de Tercera División, en 1981-, su hinchada se hizo famosa por corear “¡El Vial unido jamás será vencido!” y emprender esa inequívoca práctica de apedrear a los carabineros en plena dictadura.

El fútbol -como el país-, ahogado por el centralismo, olvida que este deporte nació en Talcahuano y que de esa zona se nutrieron las primeras selecciones nacionales. El vialino Bartolomé Muñoz integró en 1917 el equipo nacional que participó en el primer Sudamericano de la recién creada Confederación Sudamericana. Después vinieron otros, como Horacio Muñoz, hermano de Bartolo, que junto a Mañungo Figueroa reforzaron a Colo Colo en la gira internacional en la que murió David Arellano en Valladolid, en 1927.

Por esa carga de origen, Fernández Vial es único en Chile. No es una cuestión de clase social, sino que de intención, mística y empuje. Apego al origen sindicalista y libertario. Su público goza con verlo jugar. En febrero de este año, en un torneo amistoso con partidos de 45 minutos, Vial perdía ¡cuatro a cero! con Huachipato y la barra vialina, divertida igual, entonaba “oles” cuando el equipo hacía más de tres pases seguidos. Y es que, aun perdiendo, su hinchada mantiene ese sano espíritu amateur que impide garabatear al equipo, porque no se garabatea lo que se ama.

2 comentarios: