domingo

Poesía Aurinegra

Un homenaje a mi padre, gracias al que soy vialino y que hoy está de cumpleaños.
Unos versos soñados y compuestos por él.

Dale,dale vialino!
Con una copa de amor y de vino!
en la garganta!
y en la cancha!

Luchar hasta el final!

Hasta lograr el ideal!


                        Sergio Neira,  poeta y bohemio vialino


Un gran abrazo viejo. Un beso. Feliz cumpleaños!
Me siento orgulloso de ti.
Si o si este año volvemos a segunda!


Ya Vial!!!
Unidos Venceremos!!!

jueves

Relatos de hinchas

EN LAS BUENAS MUCHOS, EN LAS MALAS LOS VERDADEROS HINCHAS… 

Por Luis Pereira Valdebenito


-De nada sirven los valientes cuando la guerra ha terminado. De nada sirve los que alzan el trofeo si no estuvieron en los momentos en que esa idea era lejana. De nada sirven los héroes momentáneos que abandonaron la batalla cuando todos éramos mendigos.

-Siempre me ha molestado el hincha que se sube al Tren de la victoria pero se baja cuando viene la tristeza. El hincha resultadista que desempolva la camisa, se maquilla el cuerpo, y grita orgulloso su pertenencia al club cuando se está clasificado o cuando las posibilidades son ciertas, pero que cuando el equipo lo necesita, de verdad lo necesita, no está allí.

-El hincha que cree que el equipo se lleva en una camiseta y no en el alma. El que cree que el amor es una cuestión que se puede entregar a plazos y no un acto que se debe reafirmar a diario.

-Ser hincha del VIAL es un estado especial del alma. Es sentir en la piel que se pertenece a un equipo, es haber estado en los momentos de gloria, pero sobre todo, en los de tristeza. Es haber ido al estadio y haberse aguantado una derrota infame y, sin embargo, ahí si sacar la camisa y la bandera, ahí si gritar que se es hincha y mostrase orgulloso. Ser visible cuando todos los otros quieren esconderse.

-Me molestan los mal llamados hinchas, personas comunes, que putean a sus jugadores, que no le dan su apoyo, que se pasan todo el partido gritando en contra de ellos, que hace años no van al estadio y, sin embargo, critican; seres que son en lo colectivo pero no en lo individual.

-Me molestan porque los he visto a diario, entre mis amigos y cercanos, entre desconocidos en las calles, entre los que a veces van al estadio, disfrazados de hinchas.

-Me molestan, en especial, los que madrean a un jugador y luego cuando hace un gol, o llegan a campeones, corean su nombre, y me molesta más los que nunca van al estadio, ni oyen un partido, ni se saben los nombres y posiciones de los jugadores, pero que cuando el equipo está ganando, (porque lo leen un día en el diario) deciden entonces comprar boleta, gritar orgullosos su orgullo, y ser por unos días hinchas numero uno.

-Aunque en la temporada siguiente, o incluso en el juego del domingo siguiente, si el resultado no es favorable, se retiren de nuevo a sus cuarteles de invierno y dejen que la camiseta se llene de polvo

-Seguidores, que escogen partidos, que preguntan contra quién es o - como si eso fuera un factor relevante-, que creen que amar a un equipo es una cuestión sólo de dinero y no un acto de vida

-Los hinchas de verdad son los que van siempre al estadio, los que han soportado años sin triunfos y sin embargo aman al equipo, los que nunca lo han visto campeón y a pesar de todo se sienten parte de la historia, los que los han visto ganar títulos y a pesar de los malos años no abandonan el tren ni la fe.


-Incluyo aquí, como hinchas-hinchas, a los de la Furia Guerrera, fieles de verdad, a los cabros que machetean por entrar al estadio, a muchos anónimos, pero sobre todo a esos hombres de 50 años para arriba que cada partido van al estadio y uno siente que ganan vida con un triunfo o lo pierden un poco con la derrota.

-Para mi, hincha es el que representa esa incondicionalidad en todo momento: el que sabe que el fútbol es la vida. El que no le importa nada más que estar presente en el estadio, y se emociona cuando ve a su equipo; el mismo que cuando se va perdiendo grita, pero para apoyar, para incentivar la remontada, no para buscar culpables; el que aplaude a los que sienten la camiseta, así no sea talentoso; el que grita igual la salida, el entretiempo o el final sin importar el marcador; el que lleva al equipo en sus pensamientos día a día.

-Hincha, en el fondo, es un privilegiado que sabe que su único y verdadero amor, eterno, es ese equipo de fútbol por el cual cambiaría muchas cosas tan solo por verlo, un instante, campeón, y que a pesar de saber que en un buen tiempo, eso no se va a dar, lo sigue con igual o más emoción.

Club Deportivo Arturo Fernández VIAL….Tu eres mi vida tu eres mi pasión……y a pesar de no salir campeón……por tu historia y tu hinchada eres la envidia de todos.

_________________
YA VIAL¡¡¡¡¡¡

Mi héroe, el Contraalmirante

Como todos los 21 de mayo esperé -sin grandes esperanzas, pero esperé- alguna mención a mi héroe de Iquique. Presiento que esto de la espera estéril se convertirá en una tradición perpetua, pero aprovecho cualquier intersticio para hacer florecer a mi héroe: el contraalmirante Arturo Fernández Vial, uno de los cuatro guardiamarinas de la Esmeralda (los otros eran Arturo Wilson, Vicente Zegers y Ernesto Riquelme) y sobreviviente del Combate Naval de Iquique.

Siento cariño por Fernández Vial porque es un ser de otros tiempos (nació el 15 de marzo de 1858, murió en noviembre de 1931). Partamos señalando que llegó  a contraalmirante de nuestra Armada y era anarquista. Libertario, de esos del culto al cuerpo, la vida sana, la instrucción a los trabajadores y el combate contra el alcoholismo (porque era el principal flagelo de la clase trabajadora).
Fue, don Arturo, un asiduo visitante de la colonia tolstoyana instalada en San Bernardo por Augusto 'Halmar, Julio Ortiz de Zárate y Fernando Santiván. Allí acudían los pintores Pablo Burchard, José Backhaus y Rafael Valdés, entre otros. También Carlos Pezoa Véliz, Manuel Magallanes Moure, Carlos Mondaca  y Baldomero Lillo. Comienzos del siglo XX. Largas conversaciones. Mirada crítica sobre el mundo.
Revolucionarios románticos que nunca soñaron con el asalto armado al poder. Una vez a un oficial de la Armada le manifesté mi interés por el personaje. ¿Fernández Vial? -me dijo-; ese era un viejo muy llevado por sus ideas.
Tal vez por eso se le recuerda poco. Por sus ideas. Gabriela Mistral lo retrató en una crónica. Lo llamaban "El Desombrerado", porque no le gustaba llevar la gorra de marino y, cosa notable, era partidario de la existencia de playas nudistas en nuestro país. El Porvenir de Chile no lo querría.
El ex comandante en jefe de la Armada, Martínez Bush -presumo-, tampoco. Luego del retiro (julio de 1916), fundó 14 escuelas nocturnas para obreros y varias sociedades de temperancia en la capital. Supongo lo que debe haber  sido para la sociedad encopetada de entonces ver a su héroe de Iquique fundando escuelas proletarias (me imagino lo que sería hoy, y por eso sospecho  del silencio en torno a su nombre).
En tiempos en que tantos se califican de "liberales", es oportuno advertir que el término no debe confundirse con "libertario". Arturo Fernández Vial  era un libertario. Por lo que sé, los actuales liberales sienten horror por la pobreza, pero nunca al grado de fundar escuelas nocturnas para obreros  (y sin siquiera haber sido héroes de batalla alguna).


por Nibaldo Mosciatti

miércoles

Un siglo de mística

A vista y paciencia
Un siglo de mística
Por Nibaldo  Mosciatti
Publicado en Las últimas noticias, el lunes 16 de Junio de 2003.



El club Deportivo Almirante Arturo Fernández Vial cumplió ayer cien años. En rigor, cumple 106, porque hace un siglo exacto los sindicalistas ferroviarios, dirigentes del Deportivo Ferroviario International de Concepción, fundado seis años antes, decidieran rebautizar al equipo con el nombre del marino. ¿La razón? Que en el curso de la gran huelga de Valparaíso de 1903, cuando los portuarios y ferroviarios se atrincheraron en la estación de trenes y el gobierno había enviado a las fuerzas armadas a “restablecer el orden”, el uniformado intervino evitando la matanza.

En esos tiempos, el mundo sindical era fundamentalmente anarquista. Y no era extraña la intervención de Fernández Vial. Él también era un libertario. Fue asiduo visitante de la colonia tolstoiana de Augusto D’Halmar y Fernando Santiván en San Bernardo, proponía que existieran playas nudistas en el país y, tras su retiro de la Marina, fundó 14 escuelas nocturnas para obreros en la capital y sociedades de temperancia para combatir el alcoholismo que asolaba a los trabajadores. Guardiamarina de La Esmeralda en el Combate Naval de Iquique, según Francisco Encina fue el encargado de clavar la bandera, por orden de Arturo Prat, para que ésta no fuese arriada.



Esa marca de nacimiento, esa rebeldía, esa identificación con lo popular, está adherida a Fernández Vial, el club, y nunca ha sido transada. Se negó a fusionarse y sucumbir para formar el equipo de consenso que la ciudad de Concepción ingresó a la Segunda División en la década de los 60: el aurinegro siguió vivo y no derivó en ese color lila, indefinido, que tomó Deportes Concepción. Tampoco renunció al orgullo cuando le impidieron su ingreso al fútbol profesional pese a merecerlo: en los 70, Deportes Concepción hizo lobby para que los otros clubes votaran en contra. Y, recién ganado el derecho al profesionalismo -pero en la cancha, como campeón de la primera versión del torneo de Tercera División, en 1981-, su hinchada se hizo famosa por corear “¡El Vial unido jamás será vencido!” y emprender esa inequívoca práctica de apedrear a los carabineros en plena dictadura.

El fútbol -como el país-, ahogado por el centralismo, olvida que este deporte nació en Talcahuano y que de esa zona se nutrieron las primeras selecciones nacionales. El vialino Bartolomé Muñoz integró en 1917 el equipo nacional que participó en el primer Sudamericano de la recién creada Confederación Sudamericana. Después vinieron otros, como Horacio Muñoz, hermano de Bartolo, que junto a Mañungo Figueroa reforzaron a Colo Colo en la gira internacional en la que murió David Arellano en Valladolid, en 1927.

Por esa carga de origen, Fernández Vial es único en Chile. No es una cuestión de clase social, sino que de intención, mística y empuje. Apego al origen sindicalista y libertario. Su público goza con verlo jugar. En febrero de este año, en un torneo amistoso con partidos de 45 minutos, Vial perdía ¡cuatro a cero! con Huachipato y la barra vialina, divertida igual, entonaba “oles” cuando el equipo hacía más de tres pases seguidos. Y es que, aun perdiendo, su hinchada mantiene ese sano espíritu amateur que impide garabatear al equipo, porque no se garabatea lo que se ama.

Pueblo Aurinegro

Este espacio virtual busca reflejar la cultura futbolística del club con mayor tradición de todo el sur de Chile.
Arturo Fernández Vial no es sólo un club deportivo, sino una institución con hondo arraigo popular en nuestra en la región del Bio-bio, que através de sus colores contituye y construye una identidad social  y es la proyección de valores políticos y sociales.
El Vial y el Pueblo Unidos... Jamás serán vencidos!!!